Luis Zapata
Traductor, narrador y dramaturgo. Nació el 27 de abril de 1951 en Chilpancingo, Guerrero.
Estudió la licenciatura en letras francesas en la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM). En 1976 obtuvo el primer lugar en el concurso de cuento Quetzalcóatl,
por Hasta en la mejores familias y en 1977 con
Deuxieme Pont (Segundo Puente).
Fue becario del Fondo Nacional de la Cultura y las Artes, de
1991 a 1992. Ha colaborado en El Nuevo Mal del Siglo
(codirector), Punto de Partida y en el
periódico Alianza Francesa. Parte de su obra
ha sido traducida y publicada en E.U.
Ha traducido Renart el zorro,
en colaboración de Angélica Martín del Campo (Premio editores, 1979); Vanidades, de Heifner en colaboración con C. Téllez
(1980); Bom-crioulo de Adolfo Caminha
(Traducción y Prólogo, Posada, 1989) y Tristán e
Isolda de Béruol y Thomas (CNA, Cien del mundo, 1990).
Su obra es variada, por lo que incursiona en casi todos los
géneros, desde su autobiografía, De cuerpo entero:
Las cálidas tardes del cine Guerrero (UNAM /
Corunda, 1990). En el cuento con: De amor es mi negra
pena, panfleto y pantomima (1983) y Ese amor que hasta ayer nos quemaba (Posada, 1987).
En teatro es autor de obras como: De
pétalos perennes (estrenada en 1983); La fuerza
del amor (estrenada en 1989); La generosidad
de los extraños, en colaboración con José Joaquín Blanco, (1990) y Plastic surgery, en coautoría con M. de la Garza
(estrenada en 1990).
La novela es el género más prolífico de Luis Zapata, con títulos
como: Hasta en las mejores familias (1975), El vampiro de la colonia Roma (Grijalbo, 1979), es
la más polémica de sus novelas; De pétalos perennes
(Katún, 1981), adaptación cinematográfica con el nombre de Confidencias, también se estrenó en teatro. En jirones (Posada, 1985); La hermana secreta de Angélica María (Cal y Arena,
1989) y ¿Por qué mejor no nos vamos? (Cal y
Arena, 1992).
El acercamiento de Luis Zapata con el cine es desde niño: “(…)
En Chilpancingo, donde vivía con su familia lograba convencer a su mamá, a
alguno de sus abuelos o a la sirvienta, para que lo llevaran casi todos los
días al cine, generalmente películas mexicanas”. Recuerda que desde los 3 ó 4
años le fascinaba y, aún ahora, no puede dejar una semana sin ir al cine,
“aunque sea una vez. Y no es tanto una necesidad de ver buen cine –si te
contara las últimas películas que he visto no lo creerías—; es una necesidad de
ver cine” (El vampiro de la colonia Roma, una novela que muestra la vigencia del género picaresco en
México. Por Elene Urrutia. Unomásuno,
15 de junio de 1979. P. 19)
Zapata opinó sobre la influencia que ha ejercido el cine en su manera de escribir: “(el cine influye). En gran medida. De niño casi no leí, fui analfabeto funcional. Yo no era de ver cine culto de directores, más bien eran los actores, las actrices; fui fan de Libertad Lamarque, me moría por tener un autógrafo de ella y finalmente lo tuve, Marga López… No me perdía esas películas…” (No me ubico en ninguna corriente literaria. Por Luis Enrique Ramírez. La Jornada, 17 de noviembre de 1995. P. 32)
Zapata opinó sobre la influencia que ha ejercido el cine en su manera de escribir: “(el cine influye). En gran medida. De niño casi no leí, fui analfabeto funcional. Yo no era de ver cine culto de directores, más bien eran los actores, las actrices; fui fan de Libertad Lamarque, me moría por tener un autógrafo de ella y finalmente lo tuve, Marga López… No me perdía esas películas…” (No me ubico en ninguna corriente literaria. Por Luis Enrique Ramírez. La Jornada, 17 de noviembre de 1995. P. 32)
Su trabajo como dramaturgo le ha aportado otras experiencias. Él
parte de el supuesto de que un texto dramático es un texto incompleto, o que no
está completo hasta que no tiene la otra visión del director y de los que participan
en el montaje. “Es muy difícil que tú, como autor dramático o como guionista de
cine, digas: ‘esto no responde a mi visión, no es así como yo imaginaba las
cosas’. Es una reacción un poco egoísta y narcisista quizá; yo pienso que,
cuando escribes ese tipo de textos, debes estar abierto a que tu visión de las
cosas pase por la visión de otro creador; porque si quieres ser el dueño
absoluto de tus textos, entonces mejor escribe novela o poesía o un género
independiente. Y el texto dramático y el guión cinematográfico son géneros a
medias, hasta que tu texto no se lleve a escena o filme, y ahí tiene uno que
abrirse a la otra interpretación…” (Luis Zapata.
Etnografía de la vida gay. Por Miguel Ángel
Muñoz. Revista Mexicana de Cultura. Suplemento
de El Nacional, 4 de mayo de 1997. P. 6 y 7).
De su novela De pétalos perennes se hizo una película llamada Confidencias (Dir. Jaime Humberto Hermosillo, 1982),
Luis Zapata comenta los problemas sobre su realización: “El primero fue que la
película se hizo con un presupuesto muy bajo; la idea era hacerla de manera
independiente; entonces, un productor dio dinero, pero muy poco, y debido a lo
mismo, la película tiene fallas técnicas. Por ejemplo, la fotografía no es muy
buena, hubo escenas que no estaban del todo bien, pero no se pudieron repetir
porque no había dinero, y además se filmó muy rápido, en dos o tres semanas,
aquí en Cuernavaca, por cierto. Creo que quedó bien, a mucha gente le gustó,
por los comentarios que oí, pero de alguna manera si se hizo con muchas
limitaciones. Y el mismo problema tuvo con la distribución…” (Luis Zapata: 15 años del
vampiro de la colonia Roma. Por Miguel Ángel Muñoz. Sábado, Suplemento cultural de Unomásuno, No. 831, 4 de septiembre de 1993. P. 4)
Finalmente, a Luis Zapata se le cuestionó:
“—¿Qué sueño te falta por realizar en tu vida?
“—Dirigir una película. Es mi segundo hobby, pero nunca me han dado chance. Sólo en mis fantasías” (Primera Fila, Suplemento del periódico Reforma, 22 de marzo de 1996. P. 18).
“—¿Qué sueño te falta por realizar en tu vida?
“—Dirigir una película. Es mi segundo hobby, pero nunca me han dado chance. Sólo en mis fantasías” (Primera Fila, Suplemento del periódico Reforma, 22 de marzo de 1996. P. 18).
Sobre su obra:
A pesar del gusto de Luis Zapata
por incursionar en diversos géneros artísticos, es la novela el que le ha
resultado el más fecundo y por el que es mayormente identificado y reconocido.
Hasta en las mejores familias (Méx., Novaro) en el año de 1975 con la que Luis Zapata debutó como novelista. En esta obra se deja ver la
simiente de lo que ha de caracterizar su narrativa enfocada en la “problemática
homosexual cuyo entorno es casi siempre un ambiente urbano además de sus
constantes alusiones al cine.” Con Hasta en las mejores familias, Zapata obtuvo el premio Quetzalcóatl
–que era otorgado en Cuernavaca– y ganó un lugar como finalista en el
concurso Premio Internacional de Novela México de la Editorial Novaro.
El vampiro de la colonia Roma en 1978. Historia en la que las cacerías del amor urbano configuran el
retrato de un amoroso marginal como héroe de la picaresca moderna - en un
concurso para novelas inéditas promovido por editorial Grijalbo. La obra
resultó ganadora y en 1979 se publicó por primera vez (Méx., Grijalbo); desde
un inicio suscitó un escándalo nacional e incluso internacional en el sentido
de que volvía visible y le daba voz pública al mundo homosexual. El escándalo
en el país respondía “a la mochería que prevalecía en el gobierno, en la
prensa, en algunas empresas, en la academia, y por fortuna no encontró eco”; en
ocasiones se atacó al libro sin siquiera haberlo leído –como fue el caso de Juan Rulfo o Sergio Magaña –; y se llegó incluso a recomendar vender el libro en
bolsas de plástico para evitar que la gente hojeara lo que era considerado un
texto “pornográfico” El vampiro de la colonia Roma, publicada en inglés
con el nombre de Adonis García: A Picaresque Novel, generó en Estados
Unidos críticas favorables debido a que –señala Luis Zapata– no existían los mismos prejuicios ni la tradición
machista que había en México; en Gran Bretaña la obra fue confiscada por las
autoridades por “indecente, pornográfica y obscena”. Hoy El vampiro de la
colonia Roma es considerada una obra clásica en la literatura gay mexicana
y latinoamericana. Desde su publicación se han vendido entre 70 y 80 mil
ejemplares. En 2009, con motivo de haberse cumplido 30 años desde que se
publicó por primera vez, se realizaron varios festejos conmemorativos en la
Ciudad de México: en la XXX Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, en la Facultad de Filosofía y Letras
(FFyL) de la Universidad
Nacional Autónoma de México
(UNAM), y en el Palacio de
Bellas Artes.
De pétalos perennes
(Méx., Katún), publicada en 1981, tuvo muy buen recibimiento. John S.
Brushwood, uno de los más eficaces y fervientes críticos extranjeros de la
literatura mexicana, señaló que se trataba de “una representación excelente,
totalmente dialogada, de las fantasías sexuales de una señora burguesa, una
caracterización magistral”. En 1982 De pétalos perennes se llevó al cine
con el nombre de Confidencias; la película fue dirigida por Jaime Humberto Hermosillo y los papeles protagónicos estuvieron a
cargo de Beatriz Sheridan y María Rojo. En 1983 De pétalos perennes se estrenó por primera vez en
teatro bajo la dirección de José Estrada. Además, esta misma obra fue
merecedora de una emisión radiofónica por entregas en Radio UNAM.
Luis Zapata publicó en 1983 Melodrama (Méx., Enjambre), obra que es
considerada la primera novela rosa de tema homosexual en la narrativa mexicana
y que trata de la relación amorosa entre un atractivo joven y un detective
casado. En 1989 esta obra fue llevada al teatro con el título La fuerza del amor.
En jirones (Méx.,
Posada) apareció dos años después de su novela anterior, en 1985. En jirones
es un texto de corte psicológico y existencial cuyo tema central es la relación
amorosa, pasional y carnal entre dos hombres, que como toda relación está provista
de altibajos. En 1997 se estrenó en Puebla una versión libre de esta obra para teatro.
En 1989 La hermana secreta de Angélica María (Méx., Cal y Arena)
fue publicada. Esta obra destaca por ser una de las pocas obras literarias que
tiene como protagonista a un hermafrodita, y también por poseer una estructura
y un desarrollo muy cercanos al lenguaje del cine.
¿Por qué mejor no nos vamos? (Méx., Cal y Arena), cuya primera edición data de 1992, es una parodia
del género cinematográfico estadounidense llamado “road movie”
y que se caracteriza porque su argumento se desarrolla a lo largo de un viaje.
Esta obra refleja además la gran capacidad que posee el autor para el diálogo
novelesco.
En La más fuerte pasión (Méx., Océano), publicada en 1995, Luis Zapata vuelve a recurrir al
diálogo como técnica narrativa. En esta novela los protagonistas son un hombre
de negocios de posición económica acomodada y de edad madura, y un adolescente
de 19 años, “el típico joven posmoderno: pragmático, adicto al ejercicio,
hedonista, vanidoso e incluso narcisista, cínico al punto de ser cruel, y
materialista al grado de reconocer al dinero como el único dios”; el hombre de
negocios se enamora desesperadamente del joven, quien es hijo de su mejor
amiga.
Los postulados del buen golpista (Méx., Cal y Arena) apareció
también en el año de 1995. Esta novela tiene como protagonista a una mujer que
vive gracias al robo menor a grandes almacenes; la protagonista narra su vida a
un amigo durante una larga conversación.
En 1999, Luis Zapata
publicó Siete noches junto al mar (Méx., Colibrí). La trama de esta obra
gira en torno a la reunión de cuatro amigos en Pie de la Cuesta, Acapulco,
quienes durante siete noches relatan las historias de sus vidas. Con Siete
noches junto al mar, Luis Zapata
se consagraría como un maestro del género de la literatura oral u oralidad
ficticia.
Su última novela publicada es, hasta ahora, La historia de siempre
(Méx., Quimera) que data de 2007. En esta novela Zapata representa un tema controversial en las parejas
heterosexuales y homosexuales: la infidelidad. Dos hombres son los
protagonistas, de quienes se desprende una historia centrada en el deseo, una
historia de amor, fobias y manías, de encuentros y desencuentros.
Su Blog:
Entrevista: Luis Zapata, de
cuerpo entero:
Por: Yael Akim Ronzón Morell
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