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lunes, 3 de junio de 2013

Jaime Sabines



Jaime Sabines

 

 

 Poeta y ensayista mexicano nacido en Tuxtla Gutiérrez. (1926-1999).

 


Se radicó en Ciudad de México desde 1949 cuando inició sus estudios de Filosofía y Letras. Aunque escribió sus primeros poemas antes de los dieciocho años, fue allí en la universidad donde publicó «Horal» a la edad de veintitrés años. Un recuento de sus poemas fue publicado por la UNAM en 1962. En 1965 tras su visita a Cuba para servir como jurado del Premio Casa de las Américas, sufrió un gran desencanto con las tendencias izquierdistas, sentimiento que dejó plasmado en su libro «Yuria» publicado en 1967. Su obra tiene un marcado acento informal que lo convierte en un poeta de todos los tiempos. Su prosa vehemente y su verso  sentido y sensual, nos hacen viajar  por un mundo de realidades vividas.
En 1985 recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes. En 1986, con motivo de sus sesenta años, fue homenajeado por la UNAM y el INBA. Ese mismo año el Gobierno del Estado de Tabasco le entregó el Premio Juchimán de Plata.
En 1991, el Consejo Consultivo le otorgó la Presea Ciudad de México y en 1994 el Senado de la República lo condecoró  con la medalla Belisario Domínguez.  Por su libro «Pieces of Shadow» («Fragmentos de sombra»), antología de su poesía traducida al inglés y editada en  edición bilingüe, obtuvo  el Premio Mazatlán de Literatura 1996. 

Tras una larga enfermedad falleció en Ciudad de México en 1999.

Obra:

Horal (1950)
La señal (1951)
Adán y Eva (1952)
Tarumba (1956)
Diario semanario y poemas en prosa (1961)
Poemas sueltos (1951-1961)
Yuria (1967)
Tlatelolco (1968)
Maltiempo (1972)
Algo sobre la muerte del mayor Sabines (1973)
Otros poemas sueltos (1973-1994)
Nuevo recuento de poemas (1977)
Los amorosos: cartas a Chepita (2009).



Sobre su obra:
Sabines era un escritor intelectual y hábil, y en su poesía combinaba un estilo moderno con un estilo familiar y realista. La lengua que usaba en sus poemas era musical y vívida en imágenes. Su estilo de escribir era disperso y desolado, pero era claro también. A los mexicanos les encantaba por su sencillez de carácter, su iluminación de pensamiento, y su firmeza de convicción.
Sabines usaba la poesía para desencadenar sus emociones, como la frustración y la decepción, y para vengarse de un mundo cruel e injusto. Muchos de sus poemas son rebeldes o violan los tabús. Muchos son espontáneos con percepciones abruptas. Demuestran las emociones claras con un estilo excelente.
A Sabines se le tiende el reconocimiento sobre su desmedido compromiso y convicción al crear literatura sin perder la tesitura de haber sido un hombre del pueblo, un hombre convertido en escritor que no pretendía crear un estilo rebuscado, Sabines irradia en su metáfora la cándida sencillez del vocablo común de la gente, del pueblo que lo vio nacer, crecer y trascender. Un poeta que no pretendía encasillarse en la academia, un poeta que no buscaba ni un segundo en dejar cabos sueltos al lector. Sabines nunca procuró mostrar laberintos mezclados de acertijos e interrogantes, al contrario siempre estuvo comprometido con la sensibilidad empática de lo simple, de lo cotidiano, aunque cabe destacar que el lenguaje siempre fue manejado con una auténtica tonalidad magistral, con una metáfora fluida, concisa y clara.
Por ello es que el poeta siempre ha sido alardeado por sus lectores del pasado, del presente e incluso del futuro. Uno de los escritores de mayor vulgo entre la sociedad.

Jaime Sabines “No es que muera de amor”:


Jaime Sabines “Te quiero a las diez de la mañana”:



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