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miércoles, 5 de junio de 2013

Amparo Dávila

Amparo Dávila


Cuentista mexicana nacida en Pinos, Zacatecas en 1928




Amparo Dávila nació en Pinos, un pueblo minero de Zacatecas, México, en 1928. fue una niña rebelde y valiente que pasaba horas aislada en el campo con tan solo cinco años. Estudió en el colegio de religiosas en San Luís Potosí. Sus primeras lecturas fueron fruto de la biblioteca de su padre, un hombre culto. En 1950 publicó Salmos bajo la luna, al que siguieron Meditaciones a la orilla del sueño y Perfil de soledades. Se trasladó a Ciudad de México para cursar estudios universitarios, allí se convirtió en la secretaria de Alfonso Reyes.
Amparo Dávila se casó con el pintor Pedro Coronel, con el que tuvo dos hijas.
En 1959 apareció su libro de cuentos Tiempo destrozado, y en 1964 Música concreta. En 1966 obtuvo una beca del Centro Mexicano de Escritores. Su siguiente obra, Árboles petrificados fue fruto de esa experiencia y en 1977 le valió el premio Xavier Villaurrutia.
Perteneciente a lo que algunos han llamado Generación de medio siglo, Dávila es una de las pocas cuentistas mexicanas cuya literatura parece rebasar la realidad sin entregarse a la fantasía, motivo por el que resultaría impreciso categorizar su obra como literatura fantástica, que impresionó al mismo Cortázar, con el que le unió una gran amistad.


BIBLIOGRAFÍA
Salmos bajo la luna (1950)
Meditaciones a la orilla del sueño
Perfil de soledades (1954)
Tiempo destrozado (1959
Música concreta (1964)
Árboles petrificados (1977)
Muerte en el bosque (1985)

Sobre su obra:

En sus historias, la autora hace un acertado manejo de los tiempos, realiza una crónica de la vida diaria e incursiona en las historias fantásticas, en un género literario que es su forma natural de expresión: el cuento.  

                Su estilo se caracteriza por el manejo de temas cotidianos, pero con tramas complejas desarrolladas con maestría, con una compleja estructuración de sus personajes, que la ha llevado a conquistar un lugar propio en la literatura moderna de México.  

               Perteneciente a lo que algunos han llamado Generación de Medio Siglo, Dávila es una de las pocas cuentistas mexicanas, cuya literatura parece rebasar la realidad sin entregarse a la fantasía, motivo por el que resultaría impreciso categorizar su obra como literatura fantástica. 

          El nombre de Amparo Dávila (Pinos, Zacatecas, 1928), así como su obra poética y cuentística han merecido muy pocas reediciones y estudios especializados hasta la fecha. Dávila es una escritora poco conocida, a pesar de ser una maestra del cuento. Al igual que Josefina Vicens, su obra es escasa, pero denota una calidad literaria muy importante para las letras mexicanas. En 1950 publicó su primer libro de poemas titulado Salmos bajo la luna, y en 1954 Meditación a la orilla del sueño Perfil de soledades. Su obra narrativa incluye Tiempo destrozado de 1959, Música concreta de 1964, y Árboles petrificados de 1977, obra con la que obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia ese mismo año. De 1966 a 1967 fue becaria del Centro Mexicano de Escritores. Dávila no pertenece a ninguna generación literaria, sus apariciones en espacios intelectuales y académicos han sido relativamente escasas, y la crítica literaria con frecuencia la ha olvidado.

          La opinión que Dávila tiene sobre el proceso creativo y la relación con el autor la encontramos en Los narradores ante el público: "No creo en la literatura hecha a base de inteligencia pura o la sola imaginación, yo creo en la literatura vivencial, ya que esto, la vivencia, es lo que comunica a la obra la clara sensación de lo conocido, de lo ya vivido, lo que hace que la obra perdure en la memoria y en el sentimiento". En Pinos, frío poblado minero de Zacatecas, Amparo experimentó el miedo durante la infancia —tema constante en su narrativa—: "Una mujer vestida de blanco, con una vela encendida, muy pálida y sin ojos, buscaba algo a través de la larga noche, crujían las puertas y los muebles, pasaban sombras, bultos, se oían voces, suspiros, quejidos, y un hombre con una pierna de palo golpeaba sordamente al caminar, entre los aullidos del viento, la música de los fonógrafos y las carcajadas de las prostitutas en el callejón." Las descripciones que hace la autora sobre el escenario donde le tocó vivir su infancia, se reproducen en varios de sus cuentos, mezclándose de esta manera acontecimientos vividos y creación literaria.

En términos generales, los temas que aparecen en la narrativa de Amparo Dávila son la enajenación mental, el peligro, la muerte, el miedo a los animales o seres animalizados, y lo siniestro; la mayoría de estos temas giran en torno a personajes femeninos.















Son varios los cuentos magistrales de la autora zacatecana donde utiliza la ambigüedad, las dos historias paralelas —la evidente y la oculta—, las múltiples interpretaciones e incluso el final abierto o inesperado. Del libro Tiempo destrozado, compuesto por doce cuentos, destacan: "El huésped", "La celda", "La señorita Julia", "El espejo" y "Moisés y Gaspar".



             "El huésped" impresiona desde sus primeras líneas por la ambigüedad del discurso de la narradora-personaje. La narradora ubica la historia en un poblado casi muerto. Al regreso de uno de sus viajes, su esposo impone a un huéspedad, especie de animal que causa horror a la narradora y a todos los habitantes de la casa; tal parece que las intenciones del hombre son dejar dentro de la casa a un ser que cause daño a su familia, particularmente a su esposa. A partir de la llegada del extraño, la vida de la familia se vuelve tormentosa, en medio del pánico y el encierro. La vieja casona que habita la familia no tiene comunicación con el exterior, es más bien un espacio cerrado, las habitaciones no tienen ventanas. Los ojos del huésped horrorizan a la familia: "amarillentos, casi redondos y sin parpadeo que parecían penetrar a través de las cosas y de las personas". El miedo que experimenta la mujer hacia el "ser" que tanto la horroriza es considerado por el esposo como una paranoia sin sentido, propia de los sentimientos femeninos. La narradora refiere que la relación conyugal se encuentra quebrantada: su esposo siempre está de viaje y nunca se entera de lo que pasa en la casa, ella no es feliz, y ahora su esposo, de manera cruel, goza la llegada del extraño. En un sentido simbólico, el huésped resulta ser un desdoblamiento animalizado del esposo ausente, pues la relación que la protagonista lleva con su cónyuge también es tormentosa.

Nota: A pesar de que su obra cumple con los cánones de "lo fantástico" ella misma dice que su obra no pertenece a este género... ¡Dificiiiiil de creeeer!

PREMIOS

Premio Xavier Villaurrutia (1977)





Por: Yael Akim Ronzón Morell

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