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sábado, 25 de mayo de 2013

Martín Luis Gúzman

MARTÍN LUIS GUZMÁN 

"El arte ha de ser, ante todo, un halago a los sentidos"



Biografía

Nace en la ciudad de Chihuahua en 1887 el 6 de octubre. Su infancia y parte de su juventud transcurre en el poblado Tacubaya y en el puerto de Veracruz. Una vez llegado a la Ciudad de México, comienza sus estudios en la Escuela Nacional Preparatoria, donde inicia una tradición humanística de manera paradójica – siendo ésta una especialista en matemáticas y álgebra –.  Escritor y político, desempeñó varios puestos en instituciones gubernamentales a lo largo de su vida. 
Muere en el año de 1976. 

Obra general 

Guzmán ha sido considerado como uno de los escritores de “No-ficción” más destacados en la historia de las letras mexicanas, demostrando un alto interés histórico como temática recurrente dentro de su creación literaria. Entre sus libros más conocidos está El águila y la serpiente  (1897)  y La sombra del caudillo (1929), Muertes Históricas (1958), muestras de una prosa depurada y precisa. Es, principalmente, un escritor político que llena su prosa de una atinada elegancia, como lo hizo también José Vasconcelos, aunque refleja un México lleno de tragedia y de guerra y, aunado a esto, carente de una ideología precisa que lo moviera a mejorar su situación. 

Obra 
  • A orillas del Hudson (1920)
  • El águila y la serpiente (1928)
  • La sombra del caudillo (1929)
  • Aventuras democráticas (1931)
  • Mina al mozo: Héroe de Navarra (1932)
  • Filadelfia: Paraíso de conspiradores (1933)
  • Kinchil (1946)
  • Memorias de Pancho Villa (1951)
  • Apunte sobre una personalidad (discurso de ingreso a la Academia Mexicana, 1954)
  • Muertes Históricas (1958)
  • Islas Marías, novela y drama (1959)
  • Pábulo para la historia (1961)
  • Necesidad de cumplir las Leyes de Reforma (1963)
  • Febrero de 1913 (1963)
  • Crónica de mi destierro (1964)

    

Características

En todos esos volúmenes destaca un profundo conocimiento del lenguaje de México y un singular talento para entregar al lector personajes vivos, enriquecidos con puntos de vista personales y reflexiones profundas sobre su condición histórica. 

Los rasgos que distinguen al Martín Luis Guzmán adulto están ya implícitos en el Martín Luis Guzmán adolescente. La atmósfera y la enseñanza liberales de la preparatoria se transformarán, corriendo los años, en el sistema nervioso de su pensamiento y sus actos. Asimismo, la Preparatoria fijó las bases de su estilo: el culto por la palabra precisa, el apego al raciocinio sistemático, el placer de mezclar las voces cual si fuesen dóciles guarismos, la intención geométrica de agrupar los incidentes de la anécdota como si fueran caras que concurren a dar forma a un cuerpo. Estas cualidades apartan a Guzmán de la línea abigarrada, expresiva y mental, de nuestras letras. (En un prosista, el estilo debe ser conducción e inducción de hechos e ideas; si esto no ocurre se convierte en retórica.) Alguien dijo que el arte literario es, en cierto modo, el arte de la puntuación; de puntuar, activándolos, el ritmo y el asunto. Guzmán puntúa con igual habilidad la fiereza de Villa y la lucidez irónica de Obregón, la terquedad pueblerina de Carranza que el fervor iluso de Mina, el ritmo presuroso de La sombra del caudillo que el lentísimo ritmo de las Memorias de Pancho Villa, el ritmo de la estampa que el de la novela, el de la biografía que el de la historia.

Martín Luis Guzmán conversa con sabia naturalidad. Las palabras salen de su boca austeras e inteligentes. Por su duración, los silencios se identifican con los distintos signos ortográficos: la coma, el punto y coma, el punto y aparte. Al hablar, distingue los vocablos mediante el uso de las redondas y las bastardillas. En él todo es malicia, premeditación, cultura. En su mundo se halla abolido el azar: omite y emite juicios según las normas de su conveniencia.

Comentarios

La narración en primera persona aporta en este texto una de las características de la novela de la revolución: tenemos a personajes inmersos en este mundo atormentado por los movimientos rebeldes y, además, existían leyendas, como es recurrente, de figuras que dejaron una tangible huella en la memoria colectiva del mexicano de la época. Uno de éstos fue el general Rodolfo Fierro, que es manejado con los aires de un verdadero héroe sanguinario, representante de la revolución gracias a su gallarda pero fría personalidad. Guzmán hace un cuadro bastante verosímil dentro de su inverosimilitud, situándonos en un capítulo histórico que todo tiene de fantástico: la matanza de 300 soldados por la mano del mismo Fierro. La narración de este suceso es sobria y transcurre sin problemática, sin intereses por exponer un punto de vista autoritario, acaso con intenciones de moralidad confabuladas con lo maravilloso del relato. 

Extras
Luis Guzmán también fue un fanático del cine y escribió dos guiones: Islas Marías (también conocida como La tumba del Pacífico) aunque nunca fue filmada. Por otra parte, su novela La sombra del Caudillo se convirtió en un largometraje en 1960. Este film conoció durante mucho tiempo .la censura gracias al contenido político.

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