FRANCISCO ROJAS GONZÁLEZ
"Con que ¿Damián Bicicleta? es un bonito nombre, Compadre..."
Biografía
Nace en Guadalajara el 11 de agosto de 1904. Su infancia transcurre en La Barca, Jalisco. Realizó estudios de Comercio y Administración en la Ciudad de México y Etnografía en el Museo Nacional. Como diplomático, fue canciller en Guatemala y cónsul en Salt Lake City, Denver y San Francisco. En 1935 se retiró del Servicio Exterior e ingresó al Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Fue escritor y etnólogo. Muere el 22 de octubre de 1951.
Obra general
Clasificado como parte de la literatura indigenista, Francisco Rojas González apuesta más por una estilística más científica y alejada, contrastando de esta manera con la escritora Rosario Castellanos. Su obra: Sobre la literatura de la Literatura de la Revolución(ensayo aparecido en la revista Crisol en 1934), El cuento mexicano su evolución y sus valores (ensayo aparecido en la revista Tiras de Colores en 1944), La negra Angustias (1944), Cuentos de ayer y de hoy (1946), Lola Casanova (1947), El diosero (1952), Cuentos completos (Fondo de Cultura Económica, 1971).
Características de su obra
Cuentos, novelas y ensayos son el resultado del bagaje literario que describe a Francisco Rojas, pero es su narrativa la que captura la atención de los lectores, transportándolos a un sitio poco conocido pero muy estudiado, el sitio en donde los indígenas son los personajes principales de sus historias.
A veces como narrador y otras como partícipe, logró por medio de una descripción detallista tanto topográfica como de los elementos humanos, plasmar la cosmovisión indígena de diversos pueblos.
El indigenismo es un tema recurrente en su obra. Lola Casanova relata la historia de una “yori” (mujer blanca) que desde su infancia atestigua la explotación, los abusos y las humillaciones que sufren los seris en manos de los de su raza. Indignada por lo que considera un trato que ni siquiera los animales deben sufrir, se unirá a los indios y formará parte de la rebelión en que buscarán recuperar la dignidad perdida en tantos años de sometimiento.
Pero es El diosero, sin duda, su libro más significativo. En esta serie de relatos, Rojas González nos conduce a todos los rincones de México, para exponernos las creencias, las supersticiones, la forma de subsistencia de los diversos grupos indígenas diseminados a lo largo de toda la geografía nacional.
Son éstas historias muy actuales, ante la terquedad de nuestra sociedad de mantener todavía a los indígenas en condiciones de marginación, miseria y discriminación que han padecido durante siglos. Y pese al estilo realista, sus relatos son profundos, van más allá de la mera descripción anecdótica, revelándonos a un conocedor atento y sensible de la cultura que define a estos grupos.
Por otro lado, debemos mencionar que Rojas González sigue "tratando" de reinvindicar el pensamiento sobre el indigenismo en México del siglo XX. Él, como sujeto externo a toda esa cultura, sigue manteniéndose fuera de su sistema, y por lo tanto, dejando su idiosincrasia de extranjerismo en su obra. Llama textualmente "animales" a algunos personajes de su obra, y por lo general, crea historias donde la tecnología y la ciencia se montan sobre la veracidad del pensamiento indígena mexicano. En estas cuestiones debemos analizar cuidadosamente la obra de Rojas González para detectar este tipo de ideología que no nos deja realmente una mirada crítica sobre estas culturas.
Cuentos
En la lectura de varios cuentos, como “Las vacas de Quiviquinta”, “Nuestra señora de Nequetejé”, “La parábola del joven tuerto”, “La cabra en dos patas” y “La “tona””, Francisco Rojas González hace una representación vista con una perspectiva ajena del mundo indígena del siglo XX. A diferencia de otros textos indigenistas, podemos ver en este cuento un acercamiento primario, como cuando se le explica un extraño fenómeno de física a un niño. Veremos, en síntesis, la siguiente recurrencia temática:
-Costumbres vs. pensar científico.
-Pobreza.
-Vida del campesino: resignación, felicidad en la desgracia.
-Visión más allá del conformismo: sencillez de vida.
-Animalización de los indígenas.
Gracias al legado cultural que presenta El Diosero, se hicieron algunos cortometrajes basados en una selección de los cuentos. El título compilatorio de ellos es Raíces, y apareció en 1953 en el Festival de Cannes.
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